La difícil tarea de revisar
En lo personal, una de las cosas que más me molestan de traducir es tener que revisar al final. Lo detesto. Pero después de querer darme la cabeza contra la pared varias veces por ese tonto error que se me pasó por no revisar y que alguien más observó y me hizo notar… bueno, acepté que es imprescindible y no se puede esquivar. Y claro, si después nuestra traducción pasará por un editor, parece innecesario… pero ¿no es mejor que los errores los corrijamos nosotros antes que ellos?
¿Mi receta? Siempre trato de dejarme unos minutos antes de la entrega para poder revisar. Con 10 ó 15 minutos basta. Los tres o cuatro primeros son para relajarme: ya terminé el trabajo, ya no busco más palabras, ya no pienso en encontrar la frase exacta, terminé de traducir. Me doy una vuelta por la cocina para tomar un vaso de jugo, o comer una manzana, o salgo al balcón a tomar aire. Y vuelvo a encarar el paso final.
Pasar el corrector (en trabajos en Word, que son los más frecuentes) es necesario y útil. Pero hay que recordar que tampoco es mágico: el corrector no sabe decidir cuándo «aún», o «sí», o «éste» llevan acento, ni cuándo hablamos de «casa» o de «caza», y no podría corregirnos el uso de un pronombre femenino para referirnos a un hombre o algo así. Hay que releer el texto, no queda otra. Sentarse y leerlo con atención y detalle. La pequeña pausa entre traducir y revisar ayuda a «distanciarse» un poco, para que nos parezca un poco más «nuevo». Porque de tanto estar encima del mismo escrito, la vista nos termina engañando y creemos ver culaquier palbra como si estuviera correctamente escrita…
las revisiones son tan necesarias como en el arte de pintar, hay que dejar que la pintura descanse de su autor, o más bien que el autor descanse de su pintura y así poder apreciar lo que resultó bien logrado y lo que no es tan bueno. Asímismo el dicho que reza «la práctica hace al maestro» es comprobable con la traducción, como cuando uno ve sus obras de años anteriores y se puede apreciar la destreza adquirida con el tiempo, la práctica y el conocimiento que se va adquiriendo es notoria. Con ganas de destruir algunas pinturas de antaño o no apropiarse alguna traducción que necesita ajuste. Es cierto que el QC, QA es necesario cuando se traduce, pues llega uno a leer ideas en lugar de palabras y obviamos algunas palabras que son necesarias o no percibimos los conocidoas typos.