El “crowdsourcing” llega a la traducción
El “crowdsourcing” también se conoce como tercerización masiva o subcontratación voluntaria, y consiste en externalizar las tareas que tradicionalmente eran realizadas por un empleado o un contratista, para que las realice un grupo numeroso de personas o una comunidad (masa) a través de una convocatoria abierta.
Es una contratación en masa y una externalización en los que se ha utilizado Internet para dar a conocer y gestionar este tipo de proyectos.
La forma tradicional de hacerlo es que los problemas se transmitan a un grupo de personas desconocidas mediante una convocatoria abierta, para que éstas los solucionen. Los usuarios, a quienes se les conoce como la masa, forman normalmente comunidades en línea y sugieren soluciones. La masa revisa estas soluciones para encontrar las mejores, y una vez que se decide, las mejores soluciones pasan a ser de la entidad que propuso el problema en un principio; a todo este proceso es lo que se conoce en inglés, como “crowdsourcing”.
Sin embargo, tanto el término como sus modelos de negocio subyacentes han generado controversia y críticas.
Recientemente se ha dado este fenómeno en empresas que desean dedicarse más a su marca e impulsar su posicionamiento, con traducciones basadas en «crowdsourcing».
En Softpedia aparece un artículo acerca de una empresa que cree que el crowdsourcing puede romper fácilmente todos los límites asociados con el proceso de traducción tradicional, los costos altos, los recursos restringidos, los errores inherentes causados por las discrepancias entre las habilidades lingüísticas y los conocimientos en el tema.
Se ofrece una plataforma de traducción colaborativa (Collaborative Translation Platform), como una herramienta de traducción especial para crowdsourcing (de tercerización masiva o subcontratación voluntaria) que consiste en una plataforma global basada en la web para habilitar la traducción, que permite a las empresas no sólo llevar fácilmente un contenido a una audiencia global, sino también impulsar la participación de marcas y aumentar la lealtad dentro de sus comunidades.
Se introduce el contenido en la plataforma, éste se ofrece a la comunidad en un banco de trabajo de traducción que muestra el contenido original lo cual permite a los usuarios traducirlo. En este proceso hay varios recursos disponibles para el traductor, tales como motores de traducción, un motor estadístico que conecta el contenido original con su traducción automática, etc. Aunque proporciona una visión general acerca de lo que trata el contenido, no tiene una calidad lo suficientemente alta.
Otro recurso es la memoria de traducción. Cada vez que alguien traduce una frase de un idioma a otro, se almacenan las variantes en ambos idiomas.
Cuando la gente utiliza este sistema o lo carga con datos, y el contenido original vuelve a aparecer, la plataforma reconoce los segmentos que ya han sido traducidos por otro traductor humano y ofrece la opción de utilizar esa traducción. Con la memoria de traducción, el sistema permite a los usuarios reutilizar traducciones hechas por otros traductores humanos.
Hasta ahora, las empresas decidían e indicaban al público en las distintas regiones del mundo “lo que había disponible”. Precisamente, esto es lo que se trata de evitar: la comunidad realmente tiene la oportunidad de seleccionar el contenido que quiera, los consumidores pueden seleccionar el contenido para traducir. Deciden participar y existe la posibilidad no sólo de generar contenido, sino también de seleccionar el contenido que sea pertinente y traducirlo, a diferencia de cuando la compañía dice lo que hay disponible en un determinado idioma.
¿Será esto mejor o peor que la traducción automática?
¿Funcionará mejor o dará más lugar a traducciones inexactas y poco acertadas?
¿O seguirán siendo los traductores humanos los más confiables y más cercanos a la realidad?