Las malas palabras (parte I)
El escritor uruguayo Eduardo Galeano, en un texto denominado, precisamente, «Las malas palabras», cuenta el caso de una niña que corría muy nerviosa por toda su casa hasta que tropieza y se cae, y en lugar de llorar, se enoja:
–¿Qué hace esta mierda acá?
La madre educó:
–Mijita, eso no se dice.
Y Ximena, desde el piso, curioseó:
–¿Para qué existen, mamá, las palabras que no se dicen?
Las malas palabras, puteadas, obscenidades, groserías, palabrotas o el lenguaje soez –slang, swearing, cursing, taboo language o four-letter words, en inglés- son parte del lenguaje y constituyen una convención sociolíngüística. Cambian de significado de un país a otro, pueden considerarse malsonantes o inadecuadas en un país o una región pero no en otros. Generalmente nombran lo que en la sociedad es sagrado (religión, familia) o lo que se considera tabú o prohibido (sexo, partes del cuerpo, escatología), o se utilizan para exacerbar descripciones personales (insultos). Muchas veces parecen surgir de nosotros sin nuestro control, al martillarnos un dedo o patear una silla descalzos en la oscuridad…
El escritor argentino Roberto Fontanarrosa dijo que estas palabras «no son malas porque les peguen a otras ni porque sean de menor calidad», pero hacen que al que las dice se lo considere «malhablado» o «bocasucia», y mi bisabuela decía que «hablaba a lunares» quien tenía un lenguaje «subido de tono». Al hablar o escribir, como autores, podemos eludir su uso recurriendo a eufemismos (una palabra o expresión políticamente aceptable o menos ofensiva que sustituye a otra considerada vulgar, de mal gusto o tabú, que puede ofender o sugerir algo no placentero al oyente). Pero al traducir algo que contiene slang, no podemos evadirnos: tendremos que encontrar una mala palabra de tono y significado similares, aunque no sea de nuestro gusto o acorde a nuestras costumbres utilizar esos términos. La búsqueda de la palabra o frase que coincida con la expresión a traducir puede no ser fácil, pero profesionalmente puede ser un interesante desafío. En Internet hay varios «diccionarios de slang», y glosarios de malas palabras, incluso con aclaración de los países a los que pertenecen. No son exactos y podemos encontrar que no es cierto que en nuestro país o región se use tal o cual expresión, pero algo es algo: en sitios más formales no las encontramos. También hay muchos blogs y foros que se han interesado en el tema e incluyen listas de equivalencias, y aunque las fuentes no sean demasiado académicas, en este tema tan ligado a lo cultural y social todos, aunque no seamos lingüistas, podemos aportar algo, porque todos las usamos, sabemos qué significan y cómo se usan, al menos en nuestro entorno.
DESEO SABER EL SIGNIFACADO DE : R.P.: , sigla que encabeza todas las recetas médicas.